En 1929, en el marco de la recién inaugurada Exposición Iberoamericana, se construyó la gran Parroquia, emergiendo gigantesca, como una Catedral, en una enorme extensión de huertas y terrenos aun sin urbanizar. En 1936, el estallido de la Guerra Civil trunca el crecimiento de un barrio inicialmente concebido a semejanza de los proyectos tipo “Ciudad Jardín”, de moda por entonces en varias capitales europeas y que pretendían hacer posible que el hombre viviera en la naturaleza sin renunciar a los beneficios de la ciudad. Luego llegaron los difíciles años de la postguerra, con sus penurias y sus miserias. Sevilla tenía entonces 312.123 habitantes que tendieron a crecer gracias, por un lado al espectacular descenso en un 50% de la mortalidad infantil y sobre todo a la tendencia creciente de la población andaluza de dejar el campo para establecerse en las grandes áreas urbanas, principalmente de la periferia. Sirve de consuelo la creación en 1940 de una Cofradía en el barrio. El Sagrado Corazón de Jesús acoge desde entonces en su pecho las oraciones y plegarias de familias enteras que luchan por progresar y seguir adelante. En 1943 se instala en un chalet del barrio la orden de San Juan de Dios para tratar a niños afectados de poliomielitis.
Tantas nuevas familias, vecinas de un nuevo Nervión que crece desenfrenadamente -abandonada ya la idea de de la Ciudad Jardín original- crean un paisaje lleno de niños a los que había que educar. Era el Nervión joven que, recuperándose poco a poco de los difíciles años 40, se llenó de colegios abriéndose uno prácticamente en cada esquina. San Miguel, Santo Domingo Sabio, San Francisco Solano, Niño Jesús de Praga, Nuestra Sra. del Buen Fin, Sagrado Corazón de Jesús, Sagrada Familia, son algunos de sus nombres. En 1954 se dan los primeros pasos para edificar en el barrio el Estadio Sánchez Pizjuan, que fue inaugurado en 1958, llenando desde entonces de ambiente futbolero sus calles. En 1965 se celebran en Sevilla las Misiones Generales organizadas por la Diócesis, entonces regida por el Bueno Monreal, con la intención de reactivar la espiritualidad de los sevillanos, especialmente la de los nuevos barrios. Para ello fueron programadas predicaciones, comuniones multitudinarias y actos de diversa índole en distintos puntos de la ciudad, todos ellos presididos por imágenes de gran devoción de nuestra Semana Santa. La bendita imagen de Jesús del Gran Poder, fue trasladada en andas hasta la Parroquia del barrio de Santa Teresa, donde habitaban en sus humildes casitas bajas numerosas familias humildes y trabajadoras. Camino de aquel lugar, las calles de Nervión fueron pisadas por el Señor de Sevilla con su enérgica zancada. El barrio lo recibió a su paso entre sorprendido y ensimismado. Y aquel Cristo misionero, bendito Rey y Señor, entregado por amor, llegó, vio, venció y nos trajo el misterio de la luz glorificada de la cruz que cargó sobre sus hombros hasta este calvario sevillano , cima desde donde pudieron contemplar la ciudad tantos pintores románticos. Y se la trajo a cuestas desde San Lorenzo, dejando caer en la hoyanca que abría en el suelo el paso de su bendito arado, la simiente y la sabiduría del peso de los siglos sevillanos que habita en las cofradías. Y así comenzó a hacerse definitivamente Nervión cuerpo de la viva historia de Sevilla.
No es de extrañar por tanto que solo cuatro años después brotara la semilla cofrade sembrada con la fundación en 1969 de la Hermandad de penitencia del Stmo. Xto. De la Sed y Santa Mª de Consolación Madre de la Iglesia. No fue hasta entonces cuando nuestro barrio se sintió plenamente sevillano. ¡Vamos a Sevilla!, decían los vecinos cuando había que atravesar aquellos bulevares entre huertos y vaquerías hasta llegar a la “Puerta la Carne”. El Señor y el desarrollismo de los sesenta fundieron a Nervión con Sevilla y todo ello quedó definitivamente consagrado con la creación de su Cofradia.
Ser Sevilla es un honor.
Santo Cristo de la Sed, clavado sobre la atalaya sevillana en la cruz traída de San Lorenzo, Rey de Reyes, León de Judá, mástil y vela que nos guías cada Miércoles Santo por el camino de la verdad y la vida. ¿Acaso no valió la pena?
Hubo, como hoy, absurdas incomprensiones de un sector del establishment cofrade que se siente con el derecho de ser los “únicos”. Solo encontramos, como hoy también está ocurriendo con las nuevas Hermandades, la empatía y el apoyo del Cardenal, nuestro recordado e inolvidable Bueno Monreal. Generaciones de vecinos han venerado al Cristo de la Sed y a su Bendita Madre de Consolación desde entonces. Sevilla sigue creciendo con nuevas historias. Quisiera terminar citando unas preciosas palabras de A. García Barbeito que hablan por sí solas: “Los barrios llevan su luz al corazón de la ciudad como un pájaro vuelve, acostumbrado, a un viejo paradero. Plazoleta donde conversan las más viejas luminarias, La Campana autoriza el paso del resplandor que la visita, le abre las cancelas de Sierpes y clava en el aire alto el alfiler de una veleta para orientarla. La Catedral será después el Sagrado Tamiz que consolide la plenitud de ese resplandor”.
Que esa luz siga encendiéndose por siempre en cada rincón de la ciudad.
Francisco Javier Escudero Morales
Hermano Mayor de la Hermandad del Stmo. Xto. de la Sed
La bendita imagen de Jesús del Gran Poder, fue trasladada en andas hasta la Parroquia del barrio de Santa Teresa…
Y aquel Cristo misionero, bendito Rey y Señor, entregado por amor, llegó, vio, venció y nos trajo el misterio de la luz glorificada de la cruz que cargó sobre sus hombros hasta este calvario sevillano…